sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Qué Docente de Arte queremos formar?




ALGUNAS  IDEAS  PARA IR PENSANDO EL CAMPO DEL ARTE:
Leyendo algunas opiniones del Foro, escuchando algunas otras manifestadas por los profesores en las Jornadas, es que he pensado sobre algunos temas que siempre rondan con respecto al docente y a su formación en el campo del arte.
Para plantearnos cómo debe ser la formación de un docente de arte, creo que debemos en primer lugar diferenciar dos aspectos fundamentales:
a.-Uno referente al Arte, como resultado, como producto, teniendo en cuenta que las producciones artísticas que lo conforman, forman parte de la cultura, de la historia, y se inscriben en un lugar social en el que se mueve el sujeto que lo realiza. Este sujeto podrá ser un artista en determinadas circunstancias no simples de definir en cuanto a su legitimación, a su valor y su reconocimiento, ya que los mecanismos de nuestro mundo actual, atravesado por múltiples redes de información, comunicación, valoración estética y económica, es sumamente complejo. Estas relaciones, estas múltiples miradas sobre el fenómeno artístico, su observación distanciada, su análisis crítico, su fruición, su comprensión, y su realización, son necesarias de conocer por un docente artístico, cualquiera sea su campo de inserción.
b.-Otro referente al arte como proceso comunicacional productivo-expresivo, necesario para la salud formativa de todo ser humano inscripto en una determinada cultura específica, pero formando parte del universal humano, de la cultura universal a la vez general y particular en cada época o lugar determinado. En este sentido, creo que el arte es fundamental como espacio de formación de niños, adolescentes, jóvenes, adultos y sujetos con capacidades especiales. Para cada uno de ellos, el arte es necesario de desarrollar como proceso: productivo, creativo, perceptivo, lógico, expresivo, comunicacional y cognitivo, por citar algunos aspectos. Y no es necesario plantearse si buscamos formar artistas o qué, el artista surgirá, quizás, quizás no, lo que importa es que todo el mundo en su educación, pueda realizar y conocer las actividades artísticas, para formarse en todos sus aspectos, para poder tener más recursos de comunicación e integración social, y para formar parte comprensivamente en su cultura y en la cultura de la humanidad. Si no se logra este fin, hay aquí otro filtro de marginación cultural, simbólica y social, junto a la marginación económica y social propiamente dicha. Así como la educación física es necesaria para la formación equilibrada de una persona, sin que el fin de la misma sea buscar atletas, deportistas estrella o gimnastas, así es necesario que exista el arte en la formación completa educativa.

A partir de estos principios, surge entonces qué es lo que debe saber un profesor de arte. Y es bastante difícil determinar con absoluta precisión estos insumos. Podríamos partir de lo propiamente disciplinar: Un profesor de Música, Artes Visuales, Danzas o Teatro deberá saber su disciplina, más allá que sea o no un virtuoso de la misma, deberá saber violín, o grabado, o dibujo, o técnica de la danza, o improvisación o dramaturgia, pongamos por caso. Pero hoy sabemos que, con la complejidad del mundo en el que nos movemos, con la diversidad de facetas que toma la cultura, con la variedad de espectadores, públicos y audiencias; con la impresionante gama de nuevas tecnologías de la comunicación e información, y con la intrincada red de relaciones sociales que se generan, saber la disciplina solamente no basta. Es necesario comprender todos los aspectos de estas categorías señaladas: Los diversos sujetos, la historia de la disciplina, de la cultura, del arte. Las diversas teorías que fundamenten o expliquen el fenómeno artístico. Los recursos disponibles para mostrar a los alumnos todo lo que se puede aprender, investigar, conocer, experimentar, crear, opinar, pensar, etc, en torno del arte. Y lo más importante: saber todo lo que se pueda sobre los procesos de conocimiento y aprendizaje que se pueden potenciar en los alumnos sin coartarlos, sin dejarlos a la deriva y sin determinarlos absolutamente. –Qué difícil: -¿no?.-
Y un bonus: tener los conocimientos necesarios de todos lados para poder fundamentar nuestras prácticas en forma continua y continuamente actualizadas.
Poder aceptar diversas teorías, diversas posturas, diversas opiniones, sin caer en la anarquía igualitaria de cosas y pensamientos que no lo son, constituye un trabajo sobre sí, y una “vigilancia epistemológica” diaria del docente que se construye en cada momento, que se cuestiona permanentemente y que se preocupa por que sus alumnos aprendan a realizar estos procesos sobre sí mismos. Formar sujetos con autonomía en su pensamiento y en sus decisiones es una gran responsabilidad en la educación en un marco de libertad y ciudadanía.
Y para ello hay que estar dispuestos a  investigar continuamente sobre nuestras prácticas y sobre nuestros alumnos, hay que estar dispuestos a aceptar a los alumnos que tenemos como son y no como querríamos que fueran, hay que aceptar el desafío de enseñarles a volar sobre un mundo tan denso que a veces nos hace perder de vista que los seres humanos podemos mejorarlo, aunque sea en la imaginación, aunque sea  en el arte, aunque sea en formar alumnos creativos, esperanzados, apasionados, pensantes.
Y para ello hay que estar dispuestos a  investigar continuamente sobre nuestras prácticas y sobre nuestros alumnos, hay que estar dispuestos a aceptar las ideas de los otros que no piensan como nosotros, hay que estar dispuestos a aceptar a los alumnos que tenemos como son y no como querríamos que fueran: ellos han nacido en un entorno diferente al nuestro, desde pequeños se han familiarizado con la televisión, con la computadora, con el teléfono móvil y la cámara digital, con internet y las redes sociales.... hay que aceptar el desafío de enseñarles a volar aunque sea comenzando en el arte, aunque sea utilizando todos los recursos disponibles, sin despreciar los que no nos son familiares, hay que aceptar el desafío que todavía y a pesar de todo, hay mucho para decir, hay mucho para crear, hay mucho para aprender, hay mucho para enseñar,hay mucho para hacer y hacerse una persona íntegra.
Hay que estar dispuestos a pensar que nuestra formación perteneció a un periodo que ya pasó, que hoy, muchos de nuestros alumnos (los niños y jóvenes) saben cosas que nosotros apenas vislumbramos, pero que si somos observadores inteligentes, nos muestran el camino de la puerta de entrada a su mundo, que es el mundo contemporáneo diario de sus vidas, por completo diferente en sus  formas al nuestro, pero que, si observamos más profundamente, descubriremos que, como nosotros, ellos esperan con ansia un mundo de paz, y esperan el amor, y la solidaridad, y la verdad, y valoran muchos principios que también valoramos nosotros. Aunque las noticias en el mundo parece que privilegian la fluidez, la apariencia, el éxito momentáneo o banal, nosotros deberemos insistir en recuperar, sin prejuicios, la inteligencia creativa, el conocimiento, el placer por saber y por hacer, y el valor del esfuerzo en lograr las metas personales, el esfuerzo tan devaluado por la cultura del consumo de cualquier cosa. Y como esto no es fácil,  nuestra tarea se ha hecho más arriesgada e importante hoy. Descubrir y hacer descubrir la profundidad del mundo del arte es una tarea inmensa, pero afortunadamente placentera. Nos puede llevar toda una vida.

 Cristina Vispo. 28 de setiembre de 2008.-




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