sábado, 31 de diciembre de 2011

Deseos de fin de año para ustedes, los otros...

Todos estamos en el mundo sin un manual de instrucciones y vamos aprendiendo a caminar conforme caminamos. Por eso vamos construyendo nuestra realidad con nuestro propio relato, pero a menudo lo hacemos influidos, sabiéndolo o no, con los relatos de los otros, cercanos o lejanos, que nos rodean. Es imposible vivir solo. Es imposible tener una realidad  que no se toque y conecte con la realidad de los otros.
 A todos  los otros que están más o menos cerca, a los que estuvieron cerca, a los que ahora están lejos, les deseo que a  este nuevo año  lo emprendan ligeros de equipaje: si podemos, despidamos el viejo año, que habrá sido hermoso y penoso, como suele pasar en toda nuestra vida plenamente vivida, de manera de no acarrear viejas ideas que nos hacen mal, viejos pensamientos que nos pesen en nuestra mochila, viejos resentimientos que no hemos resuelto,  para que podamos llevar en ella todo lo precioso que seguramente nos ofrecerá el nuevo: lo verdaderamente importante:
  • La curiosidad que nos permite seguir aprendiendo.
  • La humildad que nos permite seguir aprendiendo.
  • La disposición para poder cambiar de opinión si fuera necesario.
  • La comprensión para no juzgar a nadie.
  • El respeto responsable para permitir que otros opinen diferente y vivan diferente.
  • La disponibilidad para poder ayudar a quien nos solicite ayuda.
  • El amor siempre en crecimiento y siempre disponible.
  • La creatividad para que convirtamos la vida de todos los días en una aventura increíble.
  • El trabajo sostenido, como única manera de lograr lo que nos proponemos.
Con todo mi cariño:
Cristina Vispo.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Para reflexionar sobre la objetividad y la subjetividad


DIÁLOGO ENTRE Humberto Maturana y Bernhard  Pörsken
Extraído de “DEL SER AL HACER” Los orígenes de la biología del conocer.
P.:       -¿Cómo delimita los dos enfoques: Ojetividad y Subjetividad?
M.:       Subjetividad es una de las palabras que usamos para desvalorizar una afirmación sobre la base la  objetividad sin paréntesis. Un supuesto que no se basa en una correspondencia con la realidad externa es tildado de meramente subjetivo. Cuando hablo de subjetividad entre paréntesis, por un lado quiero mantener alerta la conciencia de que es imposible hallar un punto de referencia para las propias suposiciones que sea independiente del observador, y al mismo tiempo quiero plasmar en un concepto la experiencia de que existen objetos independientes de nosotros. Los paréntesis significan un determinado estado de conciencia.- ¿Cómo es posible, me pregunto, que vivamos los objetos como separados de nosotros, sabiendo que todo lo dicho es dicho por nosotros y precisamente no puede ser separado de nosotros?
P.:       Teniendo en cuenta que cualquier declaración inevitablemente remite al observador, la realidad única y universal se desmoronó en incontables realidades. En este momento, la población mundial supera los seis mil millones. ¿Diría que también hay seis mil millones de realidades?
M.:       Teóricamente ésto es pensable, pero de hecho altamente improbable. Si suponemos que estos seis mil millones de personas, aproximadamente cinco mil millones siguen el camino de la objetividad sin paréntesis, éstos viven en último término en un mismo dominio de la realidad: algunos creen en Alá, otros en Jehová o Jesús, otros se definen como agnósticos, etc. Algunos dicen que la conciencia constituye la realidad absolutamente válida, otros que es la materia o la energía, otros favorecen ideas o imágenes como los puntos de referencia absolutos de sus respectivas posturas… Pero todos tienen en común una única certeza fundamental: No creen que creen, sino que creen  saber, porque no saben que creen.
P.:       ¿Y qué hay de los mil millones restantes?¿Cómo puede caracterizarse su postura?
M.:       A lo mejor se sienten comprometidos con el camino de la objetividad entre paréntesis y poseen con ella la capacidad de reflexión: respetan las diferencias, no afirman ser los únicos que poseen la verdad, gozan de la compañía de otros, etc. En el devenir de la vida en común generan distintas culturas, vale decir que la cantidad de realidades posibles aparece como  potencialmente infinita, pero su diversidad está limitada por la vida en comunidad, por la cultura e historia que se genera en conjunto, y por los intereses y preferencias compartidos. Por supuesto que cada ser humano es distinto, pero no completamente distinto.
P.:       Es posible vivir en la conciencia de que potencialmente existen una infinidad de realidades posibles? ¿No se colapsaría y se perdería la perspectiva?
M.:…. La cuestión central sería si uno está dispuesto a renunciar a las propias certezas si ocurre algo inesperado. En este caso las desilusiones que uno sufre no necesariamente desembocarán en frustración  y enojo, sino que también pueden fundamentar, sin ningún dramatismo, una nueva forma de ver. Uno reconoce sin gran drama que las propias expectativas no se cumplen y entonces se reorienta.
P.:       ¿Cómo entiende la conciencia que la vida tiene muchas vueltas?
M.:       Son acontecimientos de la vida los que producen este tipo de insigths. Por ejemplo, muchas veces pasa que uno tiene determinada convicción y conoce a otra persona  a la cual, si uno fuese fiel a esa convicción, debería rechazar. Uno no debería encontrarla simpática, pero igual le cae bien y se da cuenta de que las propias opiniones y la simpatía por esa persona no coinciden y no pueden ser mantenidas simultáneamente. Si uno privilegia sus convicciones, este otro dejará de ser percibido como otro amable. Pero si toma partido por la simpatía, entonces empieza a reflexionar sobre los propios juicios y sus efectos, y se despide de ellos. De esta manera uno aprende que las convicciones y certezas en todas sus formas pueden ser limitantes porque, como muestra  el proceso de reflexión, comprometen a una percepción que uno mismo encuentra inadecuada.
P.:       Entonces las certezas encierran un peligro fundamental: invisibilizan las distintas opciones del sentir, pensar y actuar.
M.:       Si no se presentan como seguridades pasajeras y conectadas al momento, son algo muy poderoso, enceguecen y hacer parecer cualquier reflexión ulterior como pérdida de tiempo, si uno ya conoce el único resultado posible de cualquier esfuerzo de reflexión adicional. ¿Qué se está diciendo en el fondo cuando se afirma estar completamente seguro de algo? Que las dudas son innecesarias. Las propias convicciones tienen tal presencia que a uno le parecería totalmente sin sentido reflexionar acerca de las condiciones de su formación. Parece indicado actuar inmediatamente. Y quien además de eso quiere liberar a los otros de su supuesta ignorancia y percepción errónea del mundo, se torna peligroso. La certeza de la verdad sirve entonces para justificar explotación y avasallamiento, guerras y cruzadas.
TOLERANCIA Y RESPETO
P.:¿No existe una forma menos peligrosa y fanática de manejar la convicción de ser uno el que sabe lo que está pasando?
M.:       Todo depende de las emociones del que se encuentra en una relación con otro. Si le respeta, el hecho de representar distintas opiniones abre la oportunidad de una conversación fructífera, un intercambio exitoso. En cambio, si no le respeta y exige su rendición, las opiniones divergentes se convierten en motivo de negación.
P.:       ¿Qué criterio propone usted para tomar la decisión necesaria? Si es el propio bienestar, esto parece sugerir que uno debiera aceptar cualquier decisión imaginable como proyecto de vida. ¿Exige tolerancia total?
M.:       La defensa de la tolerancia tiene, desde mi punto de vista, un  resabio extremadamente desagradable y es un indicio de estar a favor del camino de la objetividad sin paréntesis: aunque en el fondo le parece indicado rechazar y desvalorizar al otro, el tolerante propone no hacerlo y esperar un poco. Quien tan solo tolera al otro, lo deja en paz por un tiempo, pero siempre tiene un cuchillo listo a sus espaldas. No le escucha, no le presta verdadera atención, sus propias ideas y convicciones están en un primer plano. Aunque el otro está equivocado, uno espera un poco con su liquidación, esto es tolerancia. En cambio, si se sigue el camino de la objetividad entre paréntesis, se enfrenta la cosmovisión del otro con respeto, se está dispuesto a escucharle, a interesarse por su realidad y a aceptar la legitimidad fundamental de ésta……
Es el respeto por la realidad  del otro lo que permite una evaluación exacta y un actuar consciente: primero se escucha, luego se decide.
No trato de convencer. con Algunas personas, cuando se enfrentan a mis ideas, empiezan a enojarse conmigo. Esto es completamente aceptable. Nunca procuraría corregir sus puntos de vista para luego imponerle los míos. ….Lo único que me queda es es la conversación el otro, siempre que éste la busque y la desee….Se le puede mostrar a una persona lo que significa escoger tal o cual ideología o forma de vida: se le puede hacer ver las consecuencias posibles que conllevan sus convicciones y acciones, pero eso es completamente distinto a obligarlo a algo y comprometerlo, con más o menos violencia, a un modo de ver las cosas.
El cambio de conciencia de ninguna manera puede ser forzado. Defiendo el derecho a cometer errores, el derecho a cambiar de opinión y el derecho a abandonar la sala en cualquier momento. Porque el que puede cometer errores puede corregirse, puede reflexionar. Y el que tiene el derecho de levantarse e irse, si se queda es por su propia voluntad….

viernes, 9 de diciembre de 2011

Palabras



Tengo la cabeza bullendo de palabras. Miles de palabras se agitan y pugnan por tomar forma  de alguna manera.  Algunas palabras son para decirse: son suaves y redondeadas y producen tranquilidad. Otras palabras sirven como arma: son punzantes e hirientes, lastiman y producen heridas que suelen no curarse, porque para eso necesitan del olvido, y el olvido a veces no quiere venir a salvar a nadie,  o está de vacaciones, o simplemente no se le da la gana de venir, o vaya a saber.
Hay algunas palabras que se forman hermosamente desde la nada: van eligiendo las letras cuidadosamente y son todo un a creación bella y terminada como no podría ser de otra manera. Esas palabras se forman de a poco, van iluminándose y crecen, son bellas y se pronuncian con pasión,  marcando fuertemente las consonantes, o también susurrándose suavemente con ternura infinita. Laberinto, círculo, universo, arboleda, música, violeta, azul, infinito, son algunas de estas palabras, que se deben saborear con fruición cuando se dicen: nada de decirlas a la ligera. Por supuesto que hay miles de estas palabras, que, si se busca de donde salieron se descubren palabras emparentadas, que generalmente gozan de las mismas condiciones  privilegiadas, y al encadenarse en una raíz, o una terminación,  agudizan sus características misteriosas.
Hay otras palabras que son maravillosas para escribirlas: el lápiz baila graciosamente sobre el papel dibujando los contornos continuos de esas palabras que nacieron para ser escritas. Porque hay otras que cuesta muchísimo escribir a mano: hay que cortarlas y seguirlas, y entonces ya no son tan hermosas.  Claro que también son bellas escritas a máquina o en computadora, pero no hay mejor manera de comprobar su flexibilidad  como escribirlas con un lápiz o lapicera.
Y también hay palabras desaparecidas. Palabras que usamos, y de repente: ¡Zas! No las usamos más, y las olvidamos. Aunque a veces, obstinadas, aparecen de improviso y nos preguntamos cuando fue el momento exacto  en que dejamos de usarlas.
Todo esto sin hablar de las palabras olvidadas, o que quieren ser olvidadas. A veces las tenemos en la punta de la lengua, parece que la vamos a decir, y sin razón aparece un destello y desaparecen. Y quizá pasan horas o días antes de volverlas a encontrar en el revoltijo de palabras que tenemos en nuestra cabeza. Y otras que quieren ser olvidadas porque desencadenan un remolino de emociones, pero son imposible de olvidar voluntariamente: cuando más queremos olvidarlas, más se empecinan con aparecer en la pantalla de nuestra memoria como un luminoso cartel fluorescente. A veces nos martilla la vigilia, de manera que no nos deja descansar, ni dormir ni relajarnos: tienen mucho poder algunas palabras.
Hay palabras que tienen otro tipo de poder: son las palabras que abren puertas, las palabras que consuelan, que producen encuentros, que encadenan, que  protegen, que contienen: son palabras mágicas. A veces pasamos mucho tiempo esperando estas palabras, pero como no hacemos nada, n o aparecen, y nos volvemos tristes esperando.
Y a veces, hay movimiento s tectónicos de palabras: De repente se produce una explosión de muchas palabras a la vez que necesitan escapar, como si erupcionaran:  en esos casos es imprescindible generar una vía de escape para todas las palabras que quieren salir juntas, y entonces hay que ponerse rápido a escribir, sin pensar demasiado, porque las palabras necesitan salir urgente, y no es necesario pensar mucho, solo brindar la vía de escape que las suelte de su prisión para que se desparramen sobre el mundo en  vehículos de papel, cualquier otro soporte o en  otros casos, en el mundo virtual.  Lo importante es que salgan, se expresen de alguna forma. Cualquiera.
Todo lo que está, todo lo que sentimos, todo lo que nombramos, todo , todo existe en el mundo paralelo o único de las palabras. Letras o signos arbitrarios que estructuran nuestro mundo, que nombran, que definen, que llaman, que cantan, que lloran, que alegran, que unen y separan, que determinan situaciones que siempre pueden ser de otra manera, que van determinando una red de relaciones….. de palabras.
Todo nuestro mundo es un mundo de palabras.
Cristina Vispo
9 de diciembre de  2011.

Telaraña: Incoherencias

Telaraña: Incoherencias

martes, 6 de diciembre de 2011

Comparación: Jackson Pollock vs André Breton: Textual

Dijo Jackson Pollock:

 "Mi pintura no viene del caballete. Casi nunca estiro la tela antes de pintar. Prefiero afirmar la tela sin estirar sobre una pared dura o el piso. Necesito la resistencia de una superficie dura. Sobre el piso me siento más cómodo. Me siento más cerca, más parte de la pintura, ya que de esta manera puedo caminar alrededor, trabajar desde los cuatro costados y estar literalmente en la pintura. Esto es similar a los pintores rupestres  indios del oeste.Continúo  alejándome de las herramientas usuales del pintor, tales como caballete, paletas, pinceles, etc. Prefiero palos, cucharas, cuchillos y gotear pintura fluida o una densa pasta  con arena, vidrio molido y otros materiales inusuales adicionados. Cuando estoy en la pintura no me doy cuenta de lo que estoy haciendo. Sólo después  de una especie de periodo  "de acostumbramiento", ver, en lo que he estado. No tengo miedo de hacer cambios, destruir la imagen, pues la pintura tiene una vida en sí misma.  Trato de que ésta surja.  Sólo cuando pierdo el contacto con la pintura, el resultado es una confusión. Si no,  es pura armonía, un fácil dar y tomar y la pintura sale muy bien" Jackson Pollock, hacia 1947.-

Dijo André Breton

 "Haga que alguien le traiga materiales para escribir, luego de haberse ubicado en un lugar lo más favorable posible para que su mente se concentre en si misma. Póngase en el estado más pasivo o receptivo que pueda. Olvídese de su genio, de su talento y del de todos los demás. Dígase a sí mismo que la literatura es el camino más triste que lleva a todo. Escriba rápido, sin un tema preconcebido, lo suficientemente rápido para no recordar y no tentarse de releer lo escrito." André Breton, en las instrucciones para producir un texto surrealista, en el Manifiesto Surrealista de 1924.-