DRAMATURGIA II
La sombra de Hamlet
Personajes:
Hamlet
Edipo
Actores de “La máquina Hamlet”
Ofelia
Acto uno
(En el teatro, los actores están representando una versión de “La
máquina Hamlet” de Heiner Müller. Sentado entre los espectadores, se encuentra
Hamlet. A su lado un personaje que, después sabemos, es Edipo)
“Entra Horacio. Confidente de mis ensangrentados
pensamientos desde que al día lo cubre el vacío del cielo. AMIGO MÍO LLEGARÁS
DEMASIADO TARDE POR EL CHEQUE DE TU PAGA / NO HAY UN PAPEL PARA TI EN MI
TRAGEDIA. Horacio, ¿me conoces? ¿Eres mi amigo, Horacio? Y si me conoces, ¿cómo
puedes ser mi amigo? ¿Te gustaría interpretar a Polonio, el que se quiere
acostar con su hija, la deliciosa Ofelia?, y aquí llega ella, justo en su
señal, mira cómo menea el culo, todo un personaje trágico. Horacio Polonio. Sabía que eras un actor. Yo también lo
soy, interpreto a Hamlet. Dinamarca es una prisión, entre nosotros crece un
muro. Mira lo que crece del muro. Exit
Polonio. Mi madre la prometida. Sus pechos un lecho de rosas, su útero una
fosa de serpientes. ¿Se te olvidaron tus líneas mamá? Te doy letra. LÁVA EL
CRIMEN DE TU CARA, MI PRÍNCIPE / Y OFRECE A LA NUEVA DINAMARCA
UNA MIRADA DE SATISFACCIÓN. Yo haré que seas virgen una vez más, madre, así tu
rey tendrá su boda de sangre. EL ÚTERO MATERNAL NO ES VÍA DE UN SOLO SENTIDO.
Ahora ato tus manos a la espalda con el velo nupcial porque me repugna tu
abrazo. Ahora te arranco el vestido de novia. Ahora unto los harapos de tu
vestido de novia con el fango en que se convirtió mi padre. Y con los harapos
mancho tu rostro tu vientre tus senos. Madre, ahora te penetro, ultrajando las
huellas invisibles de mi padre. Sofoco tu grito con mis labios. ¿Por fin
reconoces al fruto de tu vientre? Ahora vete a tu boda, puta, bajo el inmenso
sol danés que brilla igual para los vivos y los muertos. Deseo enterrar el
cadáver en la letrina para que el palacio se ahogue en mierda real. Déjame
devorar tu corazón, Ofelia, tú que lloras mis lágrimas.”
Hamlet: -¿Qué dicen éstos? Otra vez con la misma versión putrefacta de
cómo ocurrieron los hechos? - ¿Es que
nadie ha rescatado la
historia verdadera? –¿Nadie dice la verdad de la historia?
Edipo: -¿Hamlet? -¿Eres el verdadero
Hamlet?
Hamlet: -¿Es que hay otros falsos por allí?
Edipo: Y…. yo que ando vagando desde
hace tanto tiempo por este mundo,
he encontrado personajes. Verdaderos, símiles, verosímiles,
falsos, totalmente ridículos….Hasta virtuales…. De todo he encontrado amigo mío.
Hamlet: -¿Amigo? . Yo tengo mis prevenciones.
Antes de llamar amigo a alguien, pasa por algunas pruebas.
Edipo: Bueno. Es una forma de decir.
Quizá más tarde, cuando nos conozcamos más, cuando sepamos más de nuestras
respectivas desventuras.
No sé si sabrás algo de las mías. Las tuyas son famosas gracias a un dramaturgo llamado Chespier.
Hamlet: …-¿Y tu nombre es…?
Edipo: ¡Edipo!
Hamlet: ….Me suena. Me suena… Creo que leí algo
sobre un tipo que tuvo problemas
con la madre, porque mató a su padre …o algo así.
Edipo: …Dejémoslo en algo así. Mejor
sería dejarlo ahí, porque después de tanto vagar todavía no tengo
resuelto mi
pasado y ando arrastrando mis neurosis
ya crónicas por todos
lados.
Hamlet: …Y cuando no hay verdaderos problemas, te
inventan cada drama.
Parece que cuanto más rebuscado,
sangriento, y obsceno,
más se repite y más gusta al populacho.
Edipo: -Así es amigo Hamlet. Así es.
Mi historia fue contada de mil maneras. Y tan famosa fue, que hasta Freud le puso mi
nombre a un trauma,
que, según, él, todos desarrollamos.
Hamlet: Bueno, yo a tanto no llegué. Pero a todo el mundo le gusta citar el famoso monólogo mío con la calavera: “Ser o no ser, esa es la cuestión.”, y la
repiten una y otra vez con voz grave.
Edipo: -¡Es cierto!, yo mismo la he
escuchado muchas veces. ¡Hasta en la
radio! Pero….-¿Es verdad o no? -¿Qué hay de cierto en la historia de Hamlet, el verdadero?
Hamlet: ¡Ay, amigo Edipo! ¡No tiene nada que ver
con todos estos chismes de teleteatro! Pero mejor nos vamos a tomar un café, y te cuento. Es un poco larga mi historia. Total, esta obra está muy aburrida, y es demasiado bizarra para mi gusto. -¿Te parece?
Edipo: Me parece bien. Salgamos.
Acto dos
( En un café, Hamlet y Edipo. Están en las mesas de la vereda. Al fondo
se ven los árboles de la calle, autos, gente…)
Hamlet: -¿Seguro que quieres
escuchar mi historia? Es una historia bastante
vulgar, salvo por mi condición de heredero del reino de Dinamarca, que creo que es lo único
verdadero que se ha escrito
sobre mí.
Edipo: Escucho
atentamente.
Hamlet: Todo empezó cuando mi
padre, el rey Hamlet, (se llamaba como yo),
se enfermó de un oído. Nadie supo
encontrar la cura, y la infección
se diseminó por todo su cuerpo, y al fin, sin que pudiéramos hacer nada, murió. Era joven
todavía, sólo tenía 58 años.
Edipo: Y tú
-¿cuántos años tenías?
Hamlet: Yo era muy joven.
Estaba dejando mi adolescencia. En ese entonces
había puesto mis ojos en la delicada Ofelia, hija del secretario de mi padre, y aunque ella se
hacía la interesante, yo sabía
que al fin se enamoraría de mí. Jugueteábamos por los pasillos de palacio: Yo haciendo que la
perseguía, y ella haciendo como
que me encontraba de casualidad. Una de esas veces la pude agarrar y casi abrazarla y besarla. Como
en las novelas, ella
salió corriendo. Pero después de eso, nos encontrábamos varias veces al día y nos abrazábamos, nos
besábamos y nos despeinábamos.
Y, después, hacíamos como si nada, cuando nos encontrábamos delante de la
gente de la corte.
Pero en esos
días felices, ocurrió lo de mi padre. Y aunque la relación mía con él no era de las más
armónicas, nos queríamos y
él tenía grandes esperanzas puestas en mí para sucederlo.
Edipo: Y tu
madre: -¿cómo se sintió?
Hamlet: Desvastada. Eran un
matrimonio muy bien llevado. Compartían muchas
cosas: la lectura, el cine, los conciertos, las puestas de sol, las cortas escapadas
a la campiña…Estaban siempre juntos.
Creo que
realmente se amaban. Cuando papá murió, mi madre se sintió abrumada por tantas responsabilidades. ¡No
es fácil para una
mujer llevar adelante un reino como Dinamarca! Y entonces… mi tío Claudio, que, a pesar
que quería y respetaba mucho
a su hermano, me parece que admiraba a mi madre, empezó a apoyarla, y supongo que de a poco, a cortejarla también,
de manera que al poco tiempo se casaron. A mí me pareció muy pronto, que fue muy poco el luto
por mi padre…Pero…
en fin. Por lo menos mi madre no estaba sola.
Edipo: Entonces….- ¿No era
cierto que vagabas por los pasillos, que hablabas
con el fantasma de tu padre, y que clamabas venganza?
Hamlet: ¡Chismes y supersticiones! La gente necesita
dramatizar las cosas
de la vida para hacerlas más interesantes.
De todos
modos, cuando vinieron mis amigos para
darme el pésame
personalmente, como ya mi madre no estaba sola, me fui a Inglaterra con Guildenstern y
Rosencrantz, a estudiar, ya que
ellos tenían un departamento en Londres y lo podían compartir conmigo.
Edipo: -¿Y
Ofelia?
Hamlet: A ella su padre,
Polonio, no la dejó ir a estudiar a la misma ciudad
que yo: su familia era muy chapada a la antigua. Así que yo en cuanto podía,
iba a visitarla. Y nuestra relación se fue haciendo
más firme. Al fin decidimos vivir juntos, pero por nuestro linaje, lo tuvimos que hacer con todo
el protocolo: así que nos casamos en una ceremonia
bastante sencilla, que ni siquiera
cubrieron las revistas de chismes, y nos vinimos los dos a Londres. Y acá estamos. Como te dije: muy
vulgar lo mío. Pero:-¿Será
que la felicidad es algo vulgar? Porque salvo estas porquerías
dramáticas que se dicen sobre mí, estoy bastante feliz. -¿Desilusionado?
Edipo: -¡Para nada! Es
más: me alegro de haberte conocido, y así saber la verdad. Seguro que Freud también la sabe, porque
no le ha puesto
tu nombre a ningún trauma ni complejo, que yo sepa.
Hamlet: Es que los traumas
tienen que ver con los dramas: ¡Si no hay drama,
no hay trauma!
Edipo: -¡Y ni
siquiera tenés el complejo de Edipo!
Hamlet: -¿Qué hay de verdad
en eso?
Edipo: La
historia es larga. En otro encuentro quizás. Porque habrá otros encuentros, -¿No?
-¿Pasé la prueba para que seamos amigos?
Hamlet: Parece que tenemos
algo en común. -¿Alguna historia triste o sangrienta
que no conocemos, quizá?
Edipo: Quizás.
Quizás sea el tema del próximo encuentro. (mirando el reloj) ¡Oh, qué tarde es! Debo irme.
Alguien me espera.
Adiós amigo.
Hamlet: Hasta la vista. (Mientras
manda un mensaje de texto, se acerca una
hermosa mujer por atrás y le tapa los ojos)
Ofelia: -¿Adivina quién?
Fin
POSTÍTULO: Actualización Académica en DRAMATURGIA
Profesor Daniel Fermani.
Abril 2011.
Trabajo
Cristina Vispo
Abril 2011.
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