martes, 28 de enero de 2014

La sombra de Hamlet

 DRAMATURGIA II 

La sombra de Hamlet
Personajes:
Hamlet
Edipo
Actores de “La máquina Hamlet”
Ofelia
Acto uno
(En el teatro, los actores están representando una versión de “La máquina Hamlet” de Heiner Müller. Sentado entre los espectadores, se encuentra Hamlet. A su lado un personaje que, después sabemos, es Edipo)

“Entra Horacio. Confidente de mis ensangrentados pensamientos desde que al día lo cubre el vacío del cielo. AMIGO MÍO LLEGARÁS DEMASIADO TARDE POR EL CHEQUE DE TU PAGA / NO HAY UN PAPEL PARA TI EN MI TRAGEDIA. Horacio, ¿me conoces? ¿Eres mi amigo, Horacio? Y si me conoces, ¿cómo puedes ser mi amigo? ¿Te gustaría interpretar a Polonio, el que se quiere acostar con su hija, la deliciosa Ofelia?, y aquí llega ella, justo en su señal, mira cómo menea el culo, todo un personaje trágico. Horacio Polonio. Sabía que eras un actor. Yo también lo soy, interpreto a Hamlet. Dinamarca es una prisión, entre nosotros crece un muro. Mira lo que crece del muro. Exit Polonio. Mi madre la prometida. Sus pechos un lecho de rosas, su útero una fosa de serpientes. ¿Se te olvidaron tus líneas mamá? Te doy letra. LÁVA EL CRIMEN DE TU CARA, MI PRÍNCIPE / Y OFRECE A LA NUEVA DINAMARCA UNA MIRADA DE SATISFACCIÓN. Yo haré que seas virgen una vez más, madre, así tu rey tendrá su boda de sangre. EL ÚTERO MATERNAL NO ES VÍA DE UN SOLO SENTIDO. Ahora ato tus manos a la espalda con el velo nupcial porque me repugna tu abrazo. Ahora te arranco el vestido de novia. Ahora unto los harapos de tu vestido de novia con el fango en que se convirtió mi padre. Y con los harapos mancho tu rostro tu vientre tus senos. Madre, ahora te penetro, ultrajando las huellas invisibles de mi padre. Sofoco tu grito con mis labios. ¿Por fin reconoces al fruto de tu vientre? Ahora vete a tu boda, puta, bajo el inmenso sol danés que brilla igual para los vivos y los muertos. Deseo enterrar el cadáver en la letrina para que el palacio se ahogue en mierda real. Déjame devorar tu corazón, Ofelia, tú que lloras mis lágrimas.”
Hamlet:       -¿Qué dicen éstos?  Otra vez con la misma versión putrefacta                    de cómo  ocurrieron los hechos? - ¿Es que nadie ha rescatado                 la historia verdadera? –¿Nadie dice la verdad de la       historia?
Edipo:                   -¿Hamlet? -¿Eres el verdadero Hamlet?
Hamlet:       -¿Es que hay otros falsos por allí?
Edipo:                   Y…. yo que ando vagando desde hace tanto tiempo por  este                        mundo, he encontrado personajes. Verdaderos, símiles,                                verosímiles, falsos, totalmente ridículos….Hasta virtuales…. De                             todo he encontrado amigo mío.
Hamlet:       -¿Amigo? . Yo tengo mis prevenciones. Antes de llamar amigo a                             alguien,  pasa por algunas pruebas.
Edipo:                   Bueno. Es una forma de decir. Quizá más tarde, cuando nos                         conozcamos  más, cuando sepamos más de nuestras respectivas                   desventuras. No sé si sabrás algo de las mías. Las tuyas son                     famosas gracias a un dramaturgo llamado Chespier.
Hamlet:       …-¿Y tu nombre es…?
Edipo:                   ¡Edipo!
Hamlet:       ….Me suena. Me suena… Creo que leí algo sobre un tipo que tuvo                   problemas con la madre, porque mató a su padre …o algo así.
Edipo:                   …Dejémoslo en algo así. Mejor sería dejarlo ahí, porque                               después de tanto vagar todavía no tengo resuelto                                       mi pasado y ando arrastrando mis neurosis  ya crónicas por                       todos lados.
Hamlet:       …Y cuando no hay verdaderos problemas, te inventan cada                           drama. Parece  que cuanto más rebuscado, sangriento, y                                obsceno, más se repite y más gusta al populacho.
Edipo:                   -Así es amigo Hamlet. Así es. Mi historia fue contada de mil                       maneras. Y  tan famosa fue, que hasta Freud le puso mi nombre                   a un trauma, que,  según, él, todos desarrollamos.
Hamlet:       Bueno, yo a tanto no llegué.  Pero a todo el mundo le gusta citar                   el famoso  monólogo mío con  la calavera: “Ser o no ser, esa es                            la cuestión.”, y la repiten una y otra vez con voz grave.  
Edipo:                   -¡Es cierto!, yo mismo la he escuchado muchas veces. ¡Hasta en                    la radio! Pero….-¿Es verdad o no? -¿Qué hay de cierto en la                             historia de Hamlet, el verdadero?
Hamlet:       ¡Ay, amigo Edipo! ¡No tiene nada que ver con todos estos                                      chismes de teleteatro! Pero mejor nos vamos a tomar un café,                             y te cuento. Es un poco larga mi historia. Total, esta obra está                            muy aburrida, y es          demasiado bizarra para mi gusto. -¿Te                           parece?
Edipo:                   Me parece bien. Salgamos.


Acto dos
( En un café, Hamlet y Edipo. Están en las mesas de la vereda. Al fondo se ven los árboles de la calle, autos, gente…)

Hamlet:       -¿Seguro que quieres escuchar mi historia? Es una historia                         bastante vulgar, salvo por mi condición de heredero del reino                           de Dinamarca, que creo que es lo único verdadero que se ha                        escrito sobre mí.
Edipo:                   Escucho atentamente.
Hamlet:       Todo empezó cuando mi padre, el rey Hamlet, (se llamaba como                    yo), se enfermó de un oído. Nadie supo  encontrar la cura, y la                       infección se diseminó por todo su cuerpo, y al fin, sin que                            pudiéramos hacer nada, murió. Era joven todavía, sólo tenía 58                         años.
Edipo:                   Y tú -¿cuántos años tenías?
Hamlet:       Yo era muy joven. Estaba dejando mi adolescencia. En ese                            entonces había puesto mis ojos en la delicada Ofelia, hija del                           secretario de mi padre, y aunque ella se hacía la interesante, yo                   sabía que al fin se enamoraría de mí. Jugueteábamos por los                      pasillos de palacio: Yo haciendo que la perseguía, y ella haciendo               como que me encontraba de casualidad. Una de esas veces la                        pude agarrar y casi abrazarla y besarla. Como en las novelas,                      ella salió corriendo. Pero después de eso, nos encontrábamos                       varias veces al día y nos abrazábamos, nos besábamos y nos                      despeinábamos. Y, después, hacíamos como si nada, cuando nos                    encontrábamos delante de la gente de la corte.
                   Pero en esos días felices, ocurrió lo de mi padre. Y aunque la                        relación mía con él no era de las más armónicas, nos queríamos                     y él tenía grandes esperanzas puestas en mí para sucederlo.
Edipo:                   Y tu madre: -¿cómo se sintió?
Hamlet:       Desvastada. Eran un matrimonio muy bien llevado. Compartían                      muchas cosas: la lectura, el cine, los conciertos, las puestas de                       sol, las cortas escapadas a la campiña…Estaban siempre juntos.
                   Creo que realmente se amaban. Cuando papá murió, mi madre se                   sintió abrumada por tantas responsabilidades. ¡No es fácil para                            una mujer llevar adelante un reino como Dinamarca! Y                               entonces… mi tío Claudio, que, a pesar que quería y respetaba                            mucho a su hermano, me parece que admiraba a mi madre,                             empezó a apoyarla, y supongo que de  a poco, a cortejarla                            también, de manera que al poco tiempo se casaron. A mí me                         pareció muy pronto, que fue muy poco el luto por mi                                     padre…Pero… en fin. Por lo menos mi madre no estaba sola.
Edipo:          Entonces….- ¿No era cierto que vagabas por los pasillos, que                        hablabas con el fantasma de tu padre, y que clamabas                                      venganza?
Hamlet:       ¡Chismes  y supersticiones! La gente necesita dramatizar las                      cosas de la vida para hacerlas más interesantes.
                   De todos modos,  cuando vinieron mis amigos para darme el                          pésame personalmente, como ya mi madre no estaba sola, me                          fui a Inglaterra con Guildenstern y Rosencrantz, a estudiar, ya                      que ellos tenían un departamento en Londres y lo podían                                      compartir conmigo.
Edipo:                   -¿Y Ofelia?
Hamlet:       A ella su padre, Polonio, no la dejó ir a estudiar a la misma                           ciudad que yo: su familia era muy chapada a la antigua. Así que                            yo en cuanto podía, iba a visitarla. Y nuestra relación se fue                        haciendo más firme. Al fin decidimos vivir juntos, pero por                         nuestro linaje, lo tuvimos que hacer con todo el protocolo: así                      que nos casamos en una ceremonia bastante sencilla, que ni                          siquiera cubrieron las revistas de chismes, y nos vinimos los dos                   a Londres. Y acá estamos. Como te dije: muy vulgar lo mío.                     Pero:-¿Será que la felicidad es algo vulgar? Porque salvo estas                    porquerías dramáticas que se dicen sobre mí, estoy bastante                      feliz. -¿Desilusionado?
Edipo:          -¡Para nada! Es más: me alegro de haberte conocido, y así saber                   la verdad. Seguro que Freud también la sabe, porque no le ha                             puesto tu nombre a ningún trauma ni complejo, que yo sepa.
Hamlet:       Es que los traumas tienen que ver con los dramas: ¡Si no hay                        drama, no hay trauma!
Edipo:                   -¡Y ni siquiera tenés el complejo de Edipo!
Hamlet:       -¿Qué hay de verdad en eso?
Edipo:                   La historia es larga. En otro encuentro quizás. Porque habrá                        otros encuentros, -¿No? -¿Pasé la prueba para que seamos                          amigos?
Hamlet:       Parece que tenemos algo en común. -¿Alguna historia triste o                      sangrienta que no conocemos, quizá?
Edipo:                   Quizás. Quizás sea el tema del próximo encuentro. (mirando el                             reloj) ¡Oh, qué tarde es! Debo irme. Alguien me espera.
                   Adiós amigo.

Hamlet:       Hasta la vista. (Mientras manda un mensaje de texto, se acerca                  una hermosa mujer por atrás y le tapa los ojos)
Ofelia:        -¿Adivina quién?

Fin


POSTÍTULO: Actualización Académica en DRAMATURGIA

Profesor Daniel Fermani.
Abril 2011.
Trabajo 


Cristina Vispo
Abril 2011.



                       
               






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